29 septiembre 2009

Un día cualquiera

El Lunes por la mañana mi jefe dice: "José, tienes que ir a Portugal, a enseñar... bla, bla, sales el Miércoles a primera hora y la vuelta el Viernes después de comer".

Así que voy yo y me preparo, empiezo a investigar que material hay en Portugal, que saben, como funciona, que pueden necesitar, todo el rollo de puta madre. Y le digo a Miriam " Me voy a Portugal ", así que ella pone cara mustia y me suelta eso de que se queda Viuda. Valla tela porque a veces se equivoca y dice "viuda alegre", es decir ALEGRE.

Superados los primeros momentos de susto, donde hay falta de información, lo siguiente era tener un par de trajes para presentarse allí. Tengo dos, el que me puede valer es de invierno y me voy a achicharrar, y el otro sospecho que no entro en el pantalón, así que me voy a comprar al menos un traje y el resto del tiempo con algún pantalón guapo que tengo, camisa, corbata y la chaqueta de piel puedo pasar perfectamente.

Ese mismo lunes por la tarde, Miriam y yo dando una vuelta por un centro comercial (a las 16.00 es una hora cojonuda porque hay poca gente). Me apaño chaqueta y pago con tarjeta, después me voy a otra tienda que estaba a diez metros en la misma planta, me apaño una camisa y una corbata e intento pagar con tarjeta, pero... sin cartera no hay tarjeta. Y aquí empieza un día cualquiera; que si la buscas, preguntas al dependiente, te autoregistras varias veces, deshaces el camino a la anterior tienda otras tantas y ... nada. He perdido la cartera?... pues puede ser, pero tal y como la llevaba, me la han birlado.

Nos dirigimos ahora al punto de información del centro comercial y doy el aviso por si encuentran la cartera, y allí mismo me dejan usar el teléfono, llamo al banco y anulo automáticamente todas las tarjetas, bueno, cuando digo todas, me refiero a las dos que tengo.

Pa comisaría, a poner una denuncia y dar vueltas como no, porque ahora las denuncias solo pueden recogerlas los Mossos de Esquadra. Total, encontramos la comisaría. Nos toman nota. Sala de espera. Sala de espera. Me llama mi madre y me cuenta que " una chica con acento alemán ha dicho que tiene la cartera, que le ha dado el teléfono de casa y que nos iba a llamar ", cojonudo, pero es que estoy en comisaría, y dice mi madre " es que decía que no tenía dinero y que ha perdido el móvil, que llama desde un locutorio ". Ya esta!, la estamos liando!, una extranjera que tiene tu cartea y que dice que no tiene dinero..., a ver por donde vamos a salir. Le digo a mi madre que voy a poner la denuncia igualmente y que si vuelve a llamar le dé la dirección de mi casa para quedar, pero sin el piso, solo el número de puerta porque no me fío. Seguimos en la sala de espera.

Miriam decide llamar a su madre y contarle la historieta, y le pedimos que se vaya a nuestra casa y coja el teléfono para darle la dirección a esa mujer si llama. Y si llamó mientras mi suegra estaba en casa no lo sabemos, porque a nuestras madres les dio primero a una por equivocarse de tecla y en vez de descolgar, colgó, y después la otra porque no se le ocurre otra más que llamar a mi casa y ocupar la línea. Total, que entre pitos y más pitos, no hubo manera de poder indicarle a esa mujer una dirección, lo que me cabreó bastante, porque entre tres mujeres adultas, la extranjera, mi suegra y mi madre no fueron capaces de quedar en una simple dirección, aunque luego comprobé que esto solo era culpa de la primera, la que tenía mi cartera. Todo lo que pude sacar mientras seguía en la sala de espera es que me llamaría más tarde.

Sigo en la Sala de espera, todavía sigo en sala de espera, (me estoy meando). Sala de espera. Y nos llaman al fin. Hacemos la denuncia. Que huevos los mossos, con la comisaría que gotea el aire acondicionado, el techo que se cae de humedad, las pantallas de ordenador de 15" apoyadas en cajas de cartón apañadas con celo, los teléfonos rotos, la sala de espera a reventar de gente, y todavía te sonríen.

¿Que si dijimos lo de las llamadas?, pero si lo único que sé es que una persona extranjera me va a llamar, ¿cómo se lo cuento al mosso?, - nada que llevo cuatro horas en la sala de espera porque me han robado la cartera, pero una persona que no conozco, con la que no he hablado, y que me han dicho que repetía todo el tiempo que no tenía dinero ni móvil, pues nada, me llamará a casa y me devolverá la cartera de buena fe. ¡Y una Mierda!. Me han birlado la cartera y punto.

Pa casa, cansados, cabreados, sin ganas de cenar y agobiados. Llamo a mi jefe y le digo, a Portugal no voy, no tengo documentación y lo pongo al día, le hago una faena y tiene que viajar él.

Ahora ya estamos en casa, intentado retomar el curso normal de cosas, el taper, la ducha... y me llaman al teléfono. Descuelgo y es una mujer con un acento del Este de cojones, rumana fijo. Me pregunta si soy José Pérez, le digo que si y me contesta que tiene mi cartera, le pregunto si podemos quedar para que me la devuelva, y me suelta "no tengo dinero, y he perdido el móvil cuando te he llamado". Seguimos:

Yo - bueno vale, pero podemos quedar y me das la cartera.
Ella - Si pero no tengo dineroooo... , y he perdido el móvil de mi marido
Yo - Entonces es que quieres dinero?
Ella - Yo no sé, si tu quieres cartera, tienes que venir
Yo - A donde?
Ella - Es que no sé porque no tengo dinero y he perdido el móvil.
Yo - Entonces quieres dinero?
Ella - Como regalo tu, si, si, yo no tengo trabajo.
Yo - Y cuanto quieres?
Ella - No sé, no sé.
Yo - quieres 20 Euros?
Ella (con cambio de tono) - Pero que dices José Pérez, yo tengo aquí todo, papeles, tarjetas, y yo he perdido mi móvil que vale 65 Euros.
Yo - Pues mira, no sé quien eres y no sé si me puedo fiar, si viene a Cantabria con Gran vía hablamos.
Ella – No, ven a la Mina ( barrio famoso por lo conflictivo que es )
Yo - Pero no te voy a dar más de 20 Euros, no tengo más.
Ella - Pero que dices?...
[ Se corta la llamada ]

Naturalmente se lo explicamos a la familia, y entonces ocurre una cosa, que yo odio a muerte y que me cabrea aun más, que es perder el control, no tener medida de las cosas, exagerarlo, y sufrir más de la cuenta porque parece que mola más que no sufrir. Y nos llaman los mossos de esquadra por que un familiar ha dado aviso de que es posible que no estén extorsionando. *Que conste en acta que Miriam no está de acuerdo con la desmedida que yo he dicho antes*. Este familiar es una tía de Miriam.

Miriam mantiene una conversación con una mossa y le explica la conversación mientras a mí me hierve la sangre.

** Un DIA siguiente cualquiera. **

A raíz de la llamada de la mujer del Este que tiene mi cartera y la conversación con lo mossos, vamos a ampliar la denuncia a la misma comisaría. Sala de espera. Sala de espera. Sala de espera. Nos llaman, nos preguntan y nos envían a la Sala de espera. Sala de espera un rato y se acerca un chaval que se llama José, que era del grupo de investigaciones y parecía de todo menos mosso de esquadra, alto, pelo corto, gallos en la coronilla, las uñas comidas y negras, pantalones vaqueros cagaos y camiseta con un graffiti. Tenía además un tono de conversación como de "¿que pasa tron, que me cuentas nen?, a ver como hacemos esto que me espera la parienta sabes..". De los tres que estábamos en la sala, yo era el mayor, Miriam la mediana y él, el peque. Era barbilampiño. Eso si, profesional, hay que reconocerlo.

Ahora ya me sitúo en la sala con el mosso barbilampiño, y nos suelta, " hablamos ayer con vosotros y sabemos como va. Vamos a hacer una cosa, los teléfonos que nos habéis dado de las llamadas que os han hecho no son cabinas ni locutorios, es personal, vamos a llamar, vosotros convencerla para quedar con ella, que le dais el dinero, en media hora y en vez de ir tu, voy yo ". Miriam y yo dijimos, pues pa-lante, dame el teléfono que llamamos. Pena que nadie contesto en ninguno de los números. Así que ya solo nos quedaba declarar y pa casa. Nos pidió un mail con una foto del teléfono donde salía reflejado el teléfono desde el que nos llamaban, y nos facilito su teléfono para llamarlo si quedábamos con ella para que le avisemos. Al fin en casa.

Al fin en casa!, y otra mierda!, llamadita de la rumana, " José que estoy en el DIA, en Rambla Prim, que tengo prisa, si vienes te la doy, pero estoy 15 minutos, ahora tengo prisa " - Le pregunte por el número donde estaba, que si como era, alguna calle más y si quería el dinero, a lo que contesto " no se, no se, tu ven que tengo prisa ". Le pregunté cuando costaba el móvil y me dijo que se había comprado uno y que le costó 250€ " .., mi respuesta fue: " Vale, espérame que voy para allí, que necesito los papales ".

Tardé en llamar a los mossos lo que tarde en teclear el teléfono y la extensión. El que luego resultó ser el jefe del grupo de investigación de Sant Marti, me pregunto dónde había quedado y como, que llevase algo cantón para reconocerme por que ya habían salido sus hombres para allá, y le dije que una camiseta naranja que estaba cogiendo del armario en ese mismo momento.

Mientras me pongo la camiseta naranja le expliqué a Miriam lo que debíamos hacer todo lo deprisa que pude, y ella intentó buscar donde está ese puñetero supermercado por que estábamos perdidos, ni idea de donde esta esa mujer. Salimos de casa corriendo, por que la mujer nos dio 15 minutos para llegar a donde estuviera ella, aunque no supiéramos dónde estaba. Mientras estábamos en el coche, el padre de Miriam le dirigía a través del móvil, así que nos paramos donde creímos que era y nos pusimos a buscar un supermercado fantasma, porque allí no había nada.

Para cuando yo ya empiezo a sudar y ponerme muy nervioso, se me acerca una pareja y me dicen " A ti te han robado un móvil? ", les pregunto si son los mossos, que lo son, y les digo que fue la cartera. Me dicen que me vaya al super que ellos no seguirán. Así que el jefe de los mossos por teléfono a Miriam le guió en coche hasta el super y allí nos plantamos.

Así que más nerviosos que antes si podíamos, enfrente del super nos pusimos a buscar a una mujer rumana. Ya! ... , que .. ¿como distinguir a un rumano de los demás?, pues no sé, en ese momento no hubiera dicho mi nombre completo ni de coña, ya que además estaba seguro de haber perdido a los mossos de a pie, porque yo me desplace tres manzanas en coche.

** Capítulo último: Una mujer casi enana, con el pelo teñido de rubio con muchas raíces negras, ancha de caderas de repente se para, me mira y me señala con el índice. Se acaba de transformar una amenaza en una señora de barrio en toda regla con una bolsa de compra y tres barras de pan. Yo asiento con la cabeza.
Ella: José Pérez
Yo: Sí
Ella: Te mueves raro, estas raro.
Yo: ....
Ella: ¿Pero que tu piensas?, la cartera se la encontró mi hija en el suelo.
Me da una bolsa de plástico verde con la cartera y el teléfono de mi casa anotado. Mientras me puse a mirar todo lo rápido que pude si estaban todos los documentos, ella se dedicó a echarme bronca por perder los papeles, y repite que se lo encontró su hija.

Le pregunto si quiere algo, y no dice nada claro, pero explica que cuando me llamo desde un locutorio, dejó el móvil y en un segundo se lo robaron. Insisto en que si quiere algo y que contesta que no sabe, así que le decimos que entonces ya está, gracias y adiós. Y esto no le gusto mucho, porque no se fue, dijo: - Gracias y ya está?!. Y le respondimos que si no quería nada sí.

En el momento que nos dispusimos a marcharnos o como si fuéramos a hacerlo, dos mossos pararon a la mujer y la interrogaron, y otros dos mossos vinieron a hablar con nosotros.

Después del tiqui taca de conversaciones para arriba y para abajo a ella se la llevaron a una comisaría y nosotros a otra a declarar otra vez, aunque todos, incluidos los mossos tuvimos la sensación de que podría ser exagerado, ya que nos pudimos marchar sin darle un euro, pero claro.. el ser humano no tiene el sentido de la adivinanza suficientemente desarrollado, y según las conversaciones que tuvimos.. ¿que ibas a hacer?.

Sala de espera en comisaría, otra vez. Un poco más, un poco más, y ahora viene el jefe del grupo de investigación de los mossos, sr. X, nos da un resumen de lo ocurrido y nos pide nuestra opinión, que fue la siguiente:
-> Las dificultades económicas pueden haber llevado a la mujer a probar si era posible conseguir algo de dinero, pero cuando se encontró frente el dueño de la cartera no se vio con valor suficiente para pedirlo directamente. <- El mosso coincidió con nosotros, aunque reconoció que alguna vez esta mujer había tenido un problema con la ley aunque a escala muy pequeña como robos, pero sin violencia siempre. Así que, casi de decisión unánime decimos aclarar los hechos en una declaración y que todos nos fuéramos a casa, incluida la mujer que resultó ser Bielo-Rusa, no rumana. Llegue a casa a las 22.06. Y ahora pensarás... pues de puta madre porque ya tienes todos los documentos. Pues mira, por tercera vez: ¡Y una Mierda!. Prefería tener que renovar los documentes antes que pasar la tardecita que pasé.

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15 mayo 2009

De lo Friki, lo mejor. Susan Boyle

De lo Friki, lo mejor. Susan Boyle

De lo más friki, lo mejor.

soy de los que "No me gusta nada la televisión", es más estoy en contra del 98% de los programas que se emiten, todo lo que se retransmite está enfocado a convertirnos en zombis, si, si, de esos que comen carne humana por la noche para cenar... mmmhh.. vaya hombre, llego tarde, ¿verdad?, tu ya comes carne humana desde hace tiempo.

Total, que más que "no me gusta la televisión" soy anti-televisión, y si tengo que discutirme con cualquiera sobre esto, soy el más radical anti-zombis del planeta y te puedo tratar todo el tiempo que dure la discusión de tonto para arriba. Pero, el otro día, POR MAIL, porque la tele y yo no.. me llegó un enlace a un video de un programa de la televisión inglesa, y me pareció bueno. No voy a negar que sé que programa es, por obligación, a embudo entre los programas matutinos de radio, el correo electrónico, los periódicos, hasta cualquier conversación entre zombis, todo está rodeado por la misma basura de televisión.

Os dejo el video mis queridos zombis.




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12 mayo 2009

Los amos del Mundo

Artículo del escritor español Arturo Pérez-Reverte, publicado en ‘El Semanal’ el 15 de noviembre de 1998, y que ahora, diez años después, parece una visión de Nostradamus

Los amos del Mundo
Arturo Pérez- Reverte

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos.

Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.

Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.

Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

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