La historia de un grano de maíz

Basado en hechos reales.

¡¡He conseguido sobrevivir!!

No recuerdo como pasó, yo crecí en un campo de cultivo, mi familia me explicó que somos un cereal de unos 7000 años de antigüedad, de origen indio que se cultivaba por las zonas de México y América central. Hoy día todavía no sé de donde soy, de Europa o EE.UU. seguramente.

Después de una temporada larga me separaron de mi familia y no los volvía a ver más, a mi me destinaron para maíz dulce, en unas condiciones muy extremas, conservación de 0ºC y una humedad relativa de 85 al 90%, conseguí reunirme con los míos. No estábamos a gusto, por que nos habían encerrado a todos y no podíamos ver la luz del sol. Al parecer una empresa Valencia, de la que dicen que el dueño es un ex-jugador de fútbol nos iba a vender en su tienda, como se llamaba… Merca… no se que. Y me indignó que encima fuese para lo que llaman una Marca Blanca, ¡Hacendado!, de eso si me acuerdo. Cuando realmente me asusté de verdad fue cuando uno de mis compañeros me reveló que nos vendían para después ser sacrificados, si, sacrificados. Nos iban a mezclar con otras razas y después nos engullirían. Estaba realmente asustado.

Por fin llegó el día, después de un viaje muy ajetreado abrieron el recipiente donde estaba esperando el fatal desenlace, aunque para entonces yo tenia un plan. Como me contaron, me envolvieron en una masa blanda con más razas, y unos minutos más tarde la boca de un monstruo enorme casi me parte en dos. Era la hora, tenía que poner en marcha mi plan, escapar a lo Indiana Jones de todos los peligros que me encontrara en el extraño laberinto en el que estaba metido. Vale, vale, no es un gran plan… al menos no me puse a rezar, ¿no?.

Primero tuve que esquivar la masticación, aunque no fue muy difícil, el monstruo masticaba más bien poco, la ensalivación fue más complicada, me las tuve que ver con un par de Enzimas un poco chungas. Después fui lanzado a una bolsa donde tuve que navegar en un mar de unos jugos que te desintegraban solo tocarlo y todavía tuve tiempo de dejarle un regalito a mi monstruo, al ser dulce le deje unos gases que os aseguro no le sentaron nada bien, era parte de mi salvación para lo que restaba de camino. Después conseguí pasar inadvertido por una sala que ponía "Bienvenido al páncreas" y fui directamente un tobogán cerrado muy estrecho donde también me las tuve con unas enzimas y otros jugos también muy chungos.

"Bienvenidos al Hígado" fue lo siguiente, pude escaparme por que la sala esta de fiesta, al parecer tenían la visita de un tal Vino y pase inadvertido. Llegué a una parte muy desagradable, era otro tobogán donde todas las razas tenían muy mal aspecto, pase mucho tiempo allí, fue la parte más larga de todas. Creí que no lo conseguiría, estaba agotado y casi rendido, enormes bolsas de gas pasaban por mi lado a toda prisa, parecía que no solo yo hubiese dejado "regalos". De repente una fuerza descomunal me expulso a una velocidad desconocida al exterior… por fin.. he vuelto a ver la luz del sol, pensé que nunca más lo vería. Estaba en un sitio calentito y blando, pero no olía bien, claro que no me importaba, conseguí salir de la trampa del monstruo sin un solo rasguño. Soy un grano de maíz…, he conseguido sobrevivir.

Un consejo: cuidado con los burritos, eso es una historia basada en hechos reales.

Idea original: primo Daniel
Edición: primo Jose